Se Arregló El Día

Les cuento que J está mucho mejor. Anoche ya no tenía fiebre y estaba más contento. Con razón el deducible del medicamento fue tan alto pues solo son 4 dosis. Mi esposo anoche llegó a las 9:30 de la noche con el dichoso asunto de las gomas. Pero pa’ lante.

El día de ayer se arregló durante la noche. Luego que publiqué el escrito, ocurrieron cosas muy interesantes con J. Este muchachito está avanzando a pasos agigantados. Anoche tenia “papitis”. Cada rato venia y me decía con tono de tristeza, “¿dónde está mi papá? Raro en él pues J no es de los de echar de menos a nadie. Más tarde llegó Kristian y J salió del cuarto y cuando vio que era Kristian le dijo “¿y mi papá?"

Kristian salió al patio a recoger una ropa que tenia tendida y J se asomó a la puerta y lo miraba. De momento le dijo a Kristian, "¿qué pasa Kristian?" Kristian lo miró y se sonrió y le dijo “nada papi estoy recogiendo la ropa”.

Pues J no se durmió hasta que llegó mi esposo. Cuando sentí el carro le dije a J “llegó papi” y J que estaba acostado a mi lado solo me dijo “si” y permaneció acostado. Cuando mi esposo entró al cuarto no hubo mayor reacción. Pienso que tal vez J percibió la tensión que había por lo ocurrido con la goma del carro. O como su papá estuvo todo el día con él pues lo estaba echando de menos, a su manera.

Como les mencioné antes, J estaba acostado en mi cama listo para dormir. Cuando mi esposo llegó se encendieron las luces nuevamente pues mi esposo tenia que comer. Cuando J vio a mi esposo comiendo, J me dijo “quiero arroz”. A las 9:30 de la noche J se estaba comiendo un plato de arroz con habichuelas y se lo comió completito.

Pero lo más interesante de la noche ocurrió después. Luego que terminaron de comer, nos estábamos preparando para acostarnos pero mi esposo me dijo que no podía acostarse a dormir de inmediato pues acababa de comer y como su estomago aún no está del todo bien, pues tal vez le comida le caería mal.

Mi esposo apagó todas las luces pero se quedaría viendo el televisor por un rato y dejó a J en la cama con nosotros hasta que se durmiera para luego pasarlo a su cama. Mi esposo se echó a la boca unos antiácidos que tienen un olor peculiar, no un olor desagradable sino como a dulce. Yo nunca había podido asociar ese olor, hasta que J nos dio la respuesta.

J de momento se voltea hacia mi esposo y se le queda mirando y le dice “tú hueles a mizcocho (bizcocho) de cumpleaños”. Demás está decirle que nos quedamos boquiabiertos, no solo por la asociación que hizo J sino por que lo que dijo fue muy acertado. En realidad el olor de las pastillas es parecido al de bizcocho o galletas.

Anoche fue la primera vez que escuchamos a J hablar de un olor o que algo huele ni tan siquiera había utilizado esa palabra antes. Y no solo eso, J hace siglos no va a un cumpleaños y mucho menos come bizcocho. Lo curioso es que J no dijo huele a bizcocho, sino a bizcocho de cumpleaños.

Por alguna razón J tiene registrado en su mente el olor a bizcocho de cumpleaños. Tal vez sea por los traumas que J pasó durante sus primeros 4 cumpleaños que todo lo que hacia era llorar y estar incomodo durante las celebraciones. O por el contrario, tiene grabada en su mente su mejor experiencia de sus cumpleaños que fue cuando él cumplió 5 años. Para esta ocasión decidimos no hacer más fiestas y solo había un bizcochito y le cantamos cumpleaños feliz entre 5 personas. Sin ruidos, ni muchachos corriendo ni gritando. Este día por primera vez, J sopló las velas de su bizcocho de cumpleaños y no lloró y estaba sonriente.

Inclusive, ese día nos dijo “yo cumplí”, como queriendo decir yo celebre mi cumpleaños.