Cuando J era pequeño, una de las cosas que más nos afectó en cuanto a su condición era su inhabilidad para reflejar emociones o sentimientos. Yo recuerdo haber llorado por que mi hijo no nos sonreía y por que sentíamos que no nos quería. Recuerdo esa mirada vacía y cuando yo le hacia gracias no sonreía espontáneamente sino que yo tenia que tocarle la cara o la boca para lograr que él me devolviera una mueca.
Cuando lo llevábamos a cuidar a la casa de mi mamá, él se quedaba como si nada y cuando regresábamos a recogerlo era como si no hubiese llegado nadie. No nos recibía con alegría, simplemente no había ningún reflejo de emoción por vernos.
Se molestaba mucho si lo alzábamos al hombro o si se le abrazaba. Si lo besaba alguien decía ¡NO! y se retiraba. Si nosotros o alguien cercano a él lo besaba, se limpiaba la cara y se veía disgusto en su rostro y si le pedíamos un beso, simplemente no besaba.
Para este tiempo no teníamos el diagnostico de J pero decidimos que lograríamos que J entendiera nuestros gestos de afecto y que algún día nos los devolviera. Nos dimos a la tarea de que poco a poco J se acostumbrara al contacto físico. Lo abrazábamos todo el tiempo aunque él se molestara y lo besábamos mucho aunque se limpiara la cara. Mi esposo lo enseñó a besar mediante el juego. Mi esposo lo besaba y le decía “ah, J te besé” y así le seguía el juego como retando a J hasta que logró que J dentro del mismo juego lo besara.
Poco a poco fuimos logrando que J permitiera el contacto físico y que nos mirara (esto es una historia aparte que luego les contaré). Luego conocimos sobre la condición de J y comprendimos tantas cosas. Sentimos una especie de alivio pues pudimos entender que no era nuestra culpa pero tampoco de J. Simplemente esto era parte de sus características y ya habíamos logrado mucho en este aspecto. Sobre todo pude comprender por que J nunca quiso el pecho. Esto me traumatizó mucho pues cuando trataba de amamantar a J, él lloraba y lloraba y me rechazaba. Luego alguien nos explicó que probablemente, por sus problemas sensoriales, él rechazaba el pecho simplemente por que no les gusta el olor de la leche que se impregnaba en el pezón.
Hoy día, Súper J no es muy afectuoso que digamos pero permite que lo abracen y si se le pide un beso, pone el cachete o la frente para que lo besen. Con nosotros es más afectivo y hasta nos dice “te quiero” pero lo hace con el mismo tono que pueda decirnos “quiero comer” o "quiero dormir".
Este refrán que dice “El amor y el interés se fueron al campo un día….” le cae como anillo al dedo a J. Este muchachito es listo, todavía no creo que él entienda mucho de sentimientos. No creo que él entienda el sentimiento que envuelve decir “te quiero”, sin embargo, lo usa muy bien a su favor.
Cuando J quiere pedir algo, se nos acerca y nos dice “un besito para tí” y nos da un beso en el cachete o en otras ocasiones nos dice “yo te quiero”. Tengan por seguro que seguido de estas muestras de cariño viene “quiero leche con azúcar y con caliente” o “quiero spaguetties” etc. El hace esto casi siempre cuando quiere algo de comer pues si es otra cosa lo que quiere, simplemente viene y lo pide o más bien lo exige depende su humor. Digo que este muchachito es muy listo pues ha aprendido que el decir “te quiero” o darnos un beso le consigue cosas que él quiere.
Lo que aún no logro comprender es por que a pesar de ser así, en ocasiones llega a sitios y ve gente extraña y va y los abraza y les dice "te quiero" sin recibir nada a cambio. Me imagino que él lo que hace es imitarnos a nosotros cuando nos ha visto llegar y abrazar y besar a otras personas. Pero esto solo lo hace con adultos pues a los niños si es vedad que ni los besa ni le gusta que se le acerquen para abrazarlo ni besarlo.
Estamos seguros y confiados que llegará el día en que J nos diga “te quiero” y lo sienta de corazón. Pero volvemos a lo mismo, “calma piojo que el peine llega”.
Cuando lo llevábamos a cuidar a la casa de mi mamá, él se quedaba como si nada y cuando regresábamos a recogerlo era como si no hubiese llegado nadie. No nos recibía con alegría, simplemente no había ningún reflejo de emoción por vernos.
Se molestaba mucho si lo alzábamos al hombro o si se le abrazaba. Si lo besaba alguien decía ¡NO! y se retiraba. Si nosotros o alguien cercano a él lo besaba, se limpiaba la cara y se veía disgusto en su rostro y si le pedíamos un beso, simplemente no besaba.
Para este tiempo no teníamos el diagnostico de J pero decidimos que lograríamos que J entendiera nuestros gestos de afecto y que algún día nos los devolviera. Nos dimos a la tarea de que poco a poco J se acostumbrara al contacto físico. Lo abrazábamos todo el tiempo aunque él se molestara y lo besábamos mucho aunque se limpiara la cara. Mi esposo lo enseñó a besar mediante el juego. Mi esposo lo besaba y le decía “ah, J te besé” y así le seguía el juego como retando a J hasta que logró que J dentro del mismo juego lo besara.
Poco a poco fuimos logrando que J permitiera el contacto físico y que nos mirara (esto es una historia aparte que luego les contaré). Luego conocimos sobre la condición de J y comprendimos tantas cosas. Sentimos una especie de alivio pues pudimos entender que no era nuestra culpa pero tampoco de J. Simplemente esto era parte de sus características y ya habíamos logrado mucho en este aspecto. Sobre todo pude comprender por que J nunca quiso el pecho. Esto me traumatizó mucho pues cuando trataba de amamantar a J, él lloraba y lloraba y me rechazaba. Luego alguien nos explicó que probablemente, por sus problemas sensoriales, él rechazaba el pecho simplemente por que no les gusta el olor de la leche que se impregnaba en el pezón.
Hoy día, Súper J no es muy afectuoso que digamos pero permite que lo abracen y si se le pide un beso, pone el cachete o la frente para que lo besen. Con nosotros es más afectivo y hasta nos dice “te quiero” pero lo hace con el mismo tono que pueda decirnos “quiero comer” o "quiero dormir".
Este refrán que dice “El amor y el interés se fueron al campo un día….” le cae como anillo al dedo a J. Este muchachito es listo, todavía no creo que él entienda mucho de sentimientos. No creo que él entienda el sentimiento que envuelve decir “te quiero”, sin embargo, lo usa muy bien a su favor.
Cuando J quiere pedir algo, se nos acerca y nos dice “un besito para tí” y nos da un beso en el cachete o en otras ocasiones nos dice “yo te quiero”. Tengan por seguro que seguido de estas muestras de cariño viene “quiero leche con azúcar y con caliente” o “quiero spaguetties” etc. El hace esto casi siempre cuando quiere algo de comer pues si es otra cosa lo que quiere, simplemente viene y lo pide o más bien lo exige depende su humor. Digo que este muchachito es muy listo pues ha aprendido que el decir “te quiero” o darnos un beso le consigue cosas que él quiere.
Lo que aún no logro comprender es por que a pesar de ser así, en ocasiones llega a sitios y ve gente extraña y va y los abraza y les dice "te quiero" sin recibir nada a cambio. Me imagino que él lo que hace es imitarnos a nosotros cuando nos ha visto llegar y abrazar y besar a otras personas. Pero esto solo lo hace con adultos pues a los niños si es vedad que ni los besa ni le gusta que se le acerquen para abrazarlo ni besarlo.
Estamos seguros y confiados que llegará el día en que J nos diga “te quiero” y lo sienta de corazón. Pero volvemos a lo mismo, “calma piojo que el peine llega”.
2 comentarios:
Te entiendo completamente...
Es algo bien dificil cuando nuestro amor de padre no es correspondido..Pero 'calma piojo..'
***
Chere es bien manipuladora y cuando quiere algo o hace algo mal..me mira y me da un besito...
y siempre caigo...
Yo se que llegará el momento en que J sea amoroso con todo el mundo... solo hay que darle tiempo.
Cuando J se porta mal en la escuela y yo llego a recogerlo, viene donde mi y lo primero que dice es "yo porté bien" con esto ya sé que se portó mal en la escuela.
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