Todavía hoy J está recibiendo regalos. Francisco tiene una prima que en realidad es como su hermana pues se criaron juntos. Los papás de esta prima de Francisco fueron los que lo criaron y pues por eso ella es como su hermana.
Nosotros en todo el año no la vemos y Francisco habla con ella muy poco durante el año. Ella tiene una profesión que le dificulta estar en contacto con la familia y no tiene casi tiempo libre. Ella es pediatra intensivista así que pasa sus días y su vida en las salas de emergencia de distintos hospitales.
A ella le ha tocado atender esos casos horripilantes que escuchamos en las noticias y casos de niños con condiciones graves. Como lo hace, realmente hay que nacer con el corazón para esto. En fin, por la naturaleza de su especialidad ella tiene muchísimo trabajo y tiene muchos turnos de 24 horas.
En una cosa si que ella no falla, todos los años busca la forma del fin de semana de Reyes darse el viaje para acá para venir a ver a J y traerle sus regalos. Y que regalos, ella siempre le trae 4 ó 5 regalos y por lo general son cosas enormes. Como que no tiene hijos y solo son tres sobrinos incluyendo a J que es como su sobrino.
Pues hoy llegó cargando un montón de cosas. Luego que J abrió sus regalos, salimos a comer fuera. Fuimos a un restaurante y ustedes saben que cuando es un lugar que sirven comidas a la carta, se tardan un poco.
Ordenamos la comida, a J por supuesto su arroz blanco con habichuelas y sus amarillos. Mientras esperábamos la comida, J decía “quiero comer”. Le dijimos una cuantas veces que teníamos que esperar pero ustedes saben como es esto.
En una la mesera que nos atendió pasó cerca de la mesa y J le dijo “oye yo quiero arroz, habichuelas y pollo (refiriéndose a los amarillos). La muchacha se sonrió y le dijo, “ok”. Pero “ok” fue que continuamos esperando.
Imagínense si J tenia hambre que agarró un pedazo de pan con ajo y para sorpresa de todos, se lo comió. Jamás me hubiese imaginado que J se iba a comer el pan con ajo y no por el pan, pues a J le gusta el pan, sino por el ajo que por cierto estaba fuerte. Esto prueba que J tiene el sentido del gusto todavía alterado pues más adelante uno de los empleados del restaurante le regaló un dulce, J se lo hecho a la boca y lo escupió.
No conforme con ese pedazo se comió otro y quería más pero se había terminado. Esperamos una rato más y por fin llegó la comida pero no fue mucho lo que J comió pues con el pan que se había comido y con toda el agua que había tomado, se llenó.
Aunque J estuvo un poco impaciente en el restaurante, hoy se portó muchísimo mejor que en otra ocasión que fuimos a ese mismo lugar. Por eso siempre vamos a comer a lugares de comida rápida por no tener que esperar mucho pues J se pone incordio.
J se levantó de la silla varias veces, caminó por el lugar y se metió dentro la cabina del “host” del restaurante. Allí le hablaba al muchacho pero no logramos escuchar lo que le decía. Probablemente con su repertorio de preguntas que forman el libreto que usa cuando habla con alguien. Se acostó en las sillas, se abrió la correa del pantalón y dijo “vamonos” como 100 veces. Todo el tiempo uno detrás de él y recordándole que estaba en un lugar donde tiene que estarse quieto. Aparte de eso, se portó muy bien.
Me imagino que para otros padres esto es portase mal y se pondrían histéricos pero para nosotros, comparado con hace un tiempo atrás, esto es portase súper bien.
Así que hoy J disfrutó el día, recibió regalos y comió pan con ajo. Esto por hoy pues el pan está “off limits” para él.
Nosotros en todo el año no la vemos y Francisco habla con ella muy poco durante el año. Ella tiene una profesión que le dificulta estar en contacto con la familia y no tiene casi tiempo libre. Ella es pediatra intensivista así que pasa sus días y su vida en las salas de emergencia de distintos hospitales.
A ella le ha tocado atender esos casos horripilantes que escuchamos en las noticias y casos de niños con condiciones graves. Como lo hace, realmente hay que nacer con el corazón para esto. En fin, por la naturaleza de su especialidad ella tiene muchísimo trabajo y tiene muchos turnos de 24 horas.
En una cosa si que ella no falla, todos los años busca la forma del fin de semana de Reyes darse el viaje para acá para venir a ver a J y traerle sus regalos. Y que regalos, ella siempre le trae 4 ó 5 regalos y por lo general son cosas enormes. Como que no tiene hijos y solo son tres sobrinos incluyendo a J que es como su sobrino.
Pues hoy llegó cargando un montón de cosas. Luego que J abrió sus regalos, salimos a comer fuera. Fuimos a un restaurante y ustedes saben que cuando es un lugar que sirven comidas a la carta, se tardan un poco.
Ordenamos la comida, a J por supuesto su arroz blanco con habichuelas y sus amarillos. Mientras esperábamos la comida, J decía “quiero comer”. Le dijimos una cuantas veces que teníamos que esperar pero ustedes saben como es esto.
En una la mesera que nos atendió pasó cerca de la mesa y J le dijo “oye yo quiero arroz, habichuelas y pollo (refiriéndose a los amarillos). La muchacha se sonrió y le dijo, “ok”. Pero “ok” fue que continuamos esperando.
Imagínense si J tenia hambre que agarró un pedazo de pan con ajo y para sorpresa de todos, se lo comió. Jamás me hubiese imaginado que J se iba a comer el pan con ajo y no por el pan, pues a J le gusta el pan, sino por el ajo que por cierto estaba fuerte. Esto prueba que J tiene el sentido del gusto todavía alterado pues más adelante uno de los empleados del restaurante le regaló un dulce, J se lo hecho a la boca y lo escupió.
No conforme con ese pedazo se comió otro y quería más pero se había terminado. Esperamos una rato más y por fin llegó la comida pero no fue mucho lo que J comió pues con el pan que se había comido y con toda el agua que había tomado, se llenó.
Aunque J estuvo un poco impaciente en el restaurante, hoy se portó muchísimo mejor que en otra ocasión que fuimos a ese mismo lugar. Por eso siempre vamos a comer a lugares de comida rápida por no tener que esperar mucho pues J se pone incordio.
J se levantó de la silla varias veces, caminó por el lugar y se metió dentro la cabina del “host” del restaurante. Allí le hablaba al muchacho pero no logramos escuchar lo que le decía. Probablemente con su repertorio de preguntas que forman el libreto que usa cuando habla con alguien. Se acostó en las sillas, se abrió la correa del pantalón y dijo “vamonos” como 100 veces. Todo el tiempo uno detrás de él y recordándole que estaba en un lugar donde tiene que estarse quieto. Aparte de eso, se portó muy bien.
Me imagino que para otros padres esto es portase mal y se pondrían histéricos pero para nosotros, comparado con hace un tiempo atrás, esto es portase súper bien.
Así que hoy J disfrutó el día, recibió regalos y comió pan con ajo. Esto por hoy pues el pan está “off limits” para él.
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