El Rinconcito

Antes de que me regañen por lo que les voy a escribir más adelante, les quiero explicar algo. Cuando yo estaba embarazada de J, decidimos que teníamos que ampliar la casa pues solo tenía 3 cuartos. Contratamos a unas personas para la construcción y cuando el trabajo estuvo terminado, no solo teníamos un cuarto adicional en la casa sino que también lo podíamos utilizar como salón de actividades. El cuarto quedó de 20’ x 18’. Jamás nos imaginábamos que quedaría tan grande. Para que tengan una idea, mi cuarto tiene un “walk inn closet” donde cabe una camita, tiene baño, mi juego de cuarto (que es grandísimo) una mesas con sillas, el mueble de la computadora, una butaca, el televisor con su mueble, la cama de J (me tapo los oídos) y todavía sobra espacio. Si gente, Super J duerme en mi cuarto todavía pero les aclaro que su cama queda bastante retirada de la nuestra. Esto de J dormir en mi cuarto tiene o tenía una razón de ser. Cuando J era pequeño casi no dormía pues siempre estaba con el picor en el cuerpo y nos pasábamos toda la noche poniéndole cremas. En adición, para aquella época era cuando más fuertes eran las características de J y él era tan indefenso que nos daba miedo tenerlo lejos de nosotros. Ahora lo que ocurre es que él es bien miedoso y no quiere dormir en su cuarto.

Otra cosa antes de llegar al tema. A través de la Alianza de Autismo de Puerto Rico hemos conocido muchas personas que nos han ayudado mucho en este proceso. Nos han orientado, servido de apoyo y sobre todo nos han ofrecido su amistad. Compartimos con estas personas nuestras alegrías, tristezas y preocupaciones al igual que nosotros compartimos las de ellos. Conocemos a algunos de estos maravillosos seres personalmente pero a la gran mayoría solo a través de e-mail, teléfono o Messenger. La Alianza se ha convertido en nuestra familia extendida. Dicho esto, voy al tema.

Precisamente anoche, estaba “chateando” con una de mis amiguitas que conocí a través de la Alianza. Nosotras chateamos casi todas las noches y mayormente compartimos información, ideas y hablamos de nuestros chikos. En cierto momento durante la conversación ella me pregunta que si J ya estaba dormido a lo que le contesto que todavía no pues estaba en su rinconcito. Luego le explico a ella que J antes de acostarse a dormir se sienta en una silla en mi cuarto entre el aire acondicionado y la coqueta se tapa de pies a cabeza con su “comforter” y se queda allí por un rato. A veces en lugar de sentarse en la silla, se acuesta en el piso pero siempre en ese rinconcito. Si le sacamos la silla él va y la busca y la acomoda nuevamente en ese lugar. Pues mi amiguita me hace un comentario que me dejó pensando. Ella me dice que ese rinconcito es el espacio de J y que al igual que cualquier otra persona, ellos también necesitan su espacio. Hay quienes tienen un mueble en específico donde les gusta sentarse, otros se van al baño y aprovechan para leer y a otros sencillamente en ciertas ocasiones nos gusta estar solos aunque sea por un rato. Yo soy una de esas personas que disfruta estar sola de vez en cuando.

Pues analizando lo que me dijo mi amiguita, comprendí por que J todas las noches antes de acostarse realiza este ritual. Antes nos preocupaba pues él hasta habla solo mientras está allí sentado y cuando se le pregunta con quien habla siempre dice “estoy con el doctor”. O sea que no solo este ritual lo relaja, pues luego que sale de su rincón duerme tranquilito y feliz, si no que de alguna forma está usando su imaginación. Al decirnos que está hablando con el doctor, entendemos que tiene un amigo imaginario que tal vez él lo ve como un amigo que lo comprende y lo acepta como él es. Ahora entendemos que tenemos que respetar su espacio y cuando el está es su rinconcito, dejarlo con su amigo el doctor y que sea feliz.