A pesar que ahora J tiene un lenguaje muy amplio y funcional, hace unos enredos y entuertos que me pone en aprietos.
Les había contado que J recibió varios regalos en el Día de San Valentín. Ese día en la noche cuando llegó con Francisco de su Terapia de Tomatis, Francisco entró a la casa cargando con los peluches, bolsitas y corazones de dulces, etc.
Nada de esto tenia nombre o decía quien se lo había regalado, solo las tarjetitas de San Valentín decían de quien eran.
Yo intentaba preguntarle a J quien le había regalado que para escribirle a la T1, en la libreta de comunicación diaria, que le diera las gracias de nuestra parte a estas personas.
Durante los primeros intentos, J no me contestaba. Le volví a insistir en un momento que J me estaba prestando atención y logré que cuando le mostraba uno de los peluches me dijera el nombre de la persona que se lo regaló, bueno por lo menos eso pensé.
El jueves, en la libreta le escribí a la T1 que gracias por el perrito que le regaló a J y que J le puso de nombre Clifford. También le pedí le diera las gracias a la maestra de EE por la abeja de peluche que le regaló a J, a la maestra de J por el libro de pintar, etc., etc.
Como J no fue a la escuela ayer, no había tocado el bulto. Esta mañana me pongo a revisar la libreta de comunicación diaria y encuentro una nota de la T1 donde me dice “el perrito de peluche no se lo regalé yo sino la secretaria del Director, yo le regalé la abeja”. “El libro de pintar no fue su maestra, ese no se quien fue”.
En palabras finas, metí las patas. Dejándome llevar por J, hice tremendo enredo con los agradecimientos, solo espero que nadie se sintiera mal.
Y por si esto fuera poco, el jueves en la noche J llega cargando con una bolsita de regalo. Me estuvo raro que la bolsita fuera de cumpleaños y dentro había una cámara de “cars” y dos álbumes para guardar fotos también de “cars”. Esto J ya lo tiene pues mi comadre vende unos productos y en el libro vinieron estos artículos y yo se los compré para J.
Me vino a la mente que mi comadre había comprado esos mismos productos para regalárselos a un chico que cumplía años. Cuando le pregunté a J por el regalo me dijo “madrina me dio”.
Ayer mi comadre me llama a la oficina y me dice “verifica la camarita que me compraste para el nene pues la que yo le compré al nene del cumpleaños salió rota y la voy a devolver”. En ese momento le dije ¿donde tú tienes el regalo de ese nene? y ella me dice, “ayer se me quedó en el carro de una maestra, ¿por qué? Yo le dije “no está en el carro de ninguna maestra, yo lo tengo en casa.
Le hice el cuento y resulta que mi comadre pensó que el regalo se le había quedado en el carro de la maestra pues el jueves en la tarde, esta maestra le dio “pon” a mi comadre y a J en la tarde. Cuando Francisco fue a recoger a J a la casa de mi comadre, ella había salido y J se había quedado con la hija de ella. J salió con el regalo en la mano y se lo trajo.
J simplemente no habla de las cosas que le ocurren o si lo intenta, se confunde y nos confunde a nosotros. Se nos hace muy difícil obtener información de su parte en cuanto a lo que pasa en su diario vivir, especialmente en la escuela.
Si no fuera por lo que me escriben en la libreta, no sabría lo que ocurre con J en la escuela. Jamás me dijo lo del roto que le hizo el chico en la libreta ni tampoco lo de haber sido el Rey de corazones ni lo del baile.
Por J no me entero si almorzó, si fue al baño, si le dio coraje o frustración por algo que ocurrió durante el día. No sabemos como se siente, que piensa y créanme que esto nada tiene que ver con que hable mucho, ni que haga preguntas ni que sea tan inteligente. Pues esto no es comunicación, a J le falta mucho para comunicarse con nosotros.
Les había contado que J recibió varios regalos en el Día de San Valentín. Ese día en la noche cuando llegó con Francisco de su Terapia de Tomatis, Francisco entró a la casa cargando con los peluches, bolsitas y corazones de dulces, etc.
Nada de esto tenia nombre o decía quien se lo había regalado, solo las tarjetitas de San Valentín decían de quien eran.
Yo intentaba preguntarle a J quien le había regalado que para escribirle a la T1, en la libreta de comunicación diaria, que le diera las gracias de nuestra parte a estas personas.
Durante los primeros intentos, J no me contestaba. Le volví a insistir en un momento que J me estaba prestando atención y logré que cuando le mostraba uno de los peluches me dijera el nombre de la persona que se lo regaló, bueno por lo menos eso pensé.
El jueves, en la libreta le escribí a la T1 que gracias por el perrito que le regaló a J y que J le puso de nombre Clifford. También le pedí le diera las gracias a la maestra de EE por la abeja de peluche que le regaló a J, a la maestra de J por el libro de pintar, etc., etc.
Como J no fue a la escuela ayer, no había tocado el bulto. Esta mañana me pongo a revisar la libreta de comunicación diaria y encuentro una nota de la T1 donde me dice “el perrito de peluche no se lo regalé yo sino la secretaria del Director, yo le regalé la abeja”. “El libro de pintar no fue su maestra, ese no se quien fue”.
En palabras finas, metí las patas. Dejándome llevar por J, hice tremendo enredo con los agradecimientos, solo espero que nadie se sintiera mal.
Y por si esto fuera poco, el jueves en la noche J llega cargando con una bolsita de regalo. Me estuvo raro que la bolsita fuera de cumpleaños y dentro había una cámara de “cars” y dos álbumes para guardar fotos también de “cars”. Esto J ya lo tiene pues mi comadre vende unos productos y en el libro vinieron estos artículos y yo se los compré para J.
Me vino a la mente que mi comadre había comprado esos mismos productos para regalárselos a un chico que cumplía años. Cuando le pregunté a J por el regalo me dijo “madrina me dio”.
Ayer mi comadre me llama a la oficina y me dice “verifica la camarita que me compraste para el nene pues la que yo le compré al nene del cumpleaños salió rota y la voy a devolver”. En ese momento le dije ¿donde tú tienes el regalo de ese nene? y ella me dice, “ayer se me quedó en el carro de una maestra, ¿por qué? Yo le dije “no está en el carro de ninguna maestra, yo lo tengo en casa.
Le hice el cuento y resulta que mi comadre pensó que el regalo se le había quedado en el carro de la maestra pues el jueves en la tarde, esta maestra le dio “pon” a mi comadre y a J en la tarde. Cuando Francisco fue a recoger a J a la casa de mi comadre, ella había salido y J se había quedado con la hija de ella. J salió con el regalo en la mano y se lo trajo.
J simplemente no habla de las cosas que le ocurren o si lo intenta, se confunde y nos confunde a nosotros. Se nos hace muy difícil obtener información de su parte en cuanto a lo que pasa en su diario vivir, especialmente en la escuela.
Si no fuera por lo que me escriben en la libreta, no sabría lo que ocurre con J en la escuela. Jamás me dijo lo del roto que le hizo el chico en la libreta ni tampoco lo de haber sido el Rey de corazones ni lo del baile.
Por J no me entero si almorzó, si fue al baño, si le dio coraje o frustración por algo que ocurrió durante el día. No sabemos como se siente, que piensa y créanme que esto nada tiene que ver con que hable mucho, ni que haga preguntas ni que sea tan inteligente. Pues esto no es comunicación, a J le falta mucho para comunicarse con nosotros.
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