
Que creen, J dice que quiere guiar. Ahora cuando le preguntamos que quiere ser cuando sea grande dice “quiero guiar”.
Esa es una de las preguntas que Francisco y yo nos hacemos ¿podrá J desarrollar la habilidad para poder manejar un carro? Uno nunca sabe. Con estos chicos se ha comprobado una y mil veces que ellos superan todas la expectativas y van contra todo pronóstico médico.
Cuantas veces un médico les ha dicho a los padres que su hijo no se curará y no podrá lograr muchas cosas. Y se le ha probado que están incorrectos. Anyway, y como dicen nuestros amigos los Mejicanos y perdonen la mala crianza “ME VALE MADRE” lo que digan estos médicos.
Mi hijo aprenderá a manejar un carro, mi hijo estudiará una carrera, conseguirá un trabajo, se casará y me dará nietos al igual que mis otros dos hijos. Esto con el favor de Papito Dios.
Esta mañana J comenzó el día temprano. Ya a las 6:00 a.m. estaba despierto y llegó a nuestra cama y se acostó al lado de Francisco. Me sorprendió que esta vez no se parara al lado de mi cama a mirarme como él hace. Lo ignoramos a ver si se dormía otro rato pero comenzó a moverse, a brincar y mueve pa’qui y mueve pa’llá. Llegó el momento en que ya yo no aguanté todo el brincoteo y le dije “hola J”. Inmediatamente J se sentó, se sonrió y dijo hoy es sábado y mañana es octubre y se fue a su cuarto. El solo esperaba cumplir con su rutina de todas las mañanas de anunciar el día.
Hoy J nos puso en una situación un poco embarazosa. J ya habla tanto que inicia conversaciones. Pero como ustedes saben una de las características de estos chicos, por lo menos los que tienen lenguaje avanzado, es que no siguen reglas sociales y cuando hablan suenan pedantes o malcriados.
Estábamos almorzando sentaditos en una mesa. A la mesa que quedaba detrás de nosotros llegaron tres personas, una señora y otra pareja. La señora se sentó en el banco que quedaba de espalda a donde J y yo estábamos sentados. J estaba tratando de decirme algo y de momento se volteó y le dijo a la señora “con permiso tú estás hablando”. Pensamos que J se molestó pues como ellos comenzaron a hablar J perdió la concentración de lo que trataba de decir.
Francisco estaba sentado de frente a lado contrario mío y abrió los ojos tan grandes que pensé que se le saldrían y caerían en el plato de comida.
La señora se volteó y surge la siguiente conversación;
Señora- “no papi yo no te hablé”
J- “y tus hijos”
Señora- “están en Santa Isabel”
J- “mira y tus hijos”
Señora- “yo no tengo hijos pequeños tengo nietos”
J- “¿dónde están?”
Señora- “en Santa Isabel”
J- “ellos guían”
Señora- “no ellos son niños los niños no guían”
J- “¿tú papá es un pingüino?”
Ya en este punto la señora se había volteado y Yo intervine y le contesté a J “no mi papá nos es un pingüino”. Disimulé bien ¿verdad?, hice pensar como que la pregunta fue a mí.
J continuó comiendo pero al ratito volvió a decirle a la señora “¿tú papá es un pingüino? Inmediatamente le dije que no se hablaba con la boca llena y que dejara de interrumpir a la señora que estaba comiendo. Menos mal que la señora no lo escuchó.
Pero no piensen que esto se quedó allí, le preguntó varias veces más. No se que le dio con esto del pingüino. No sabemos si algo que ella dijo el lo mal interpretó y luego se quedó pensando en un pinguino.
Luego en el carro le explicamos que uno debe respetar a las personas y tener cuidado con lo que dice. No creo que me entendiera pero sé que tarde o temprano lo hará y continuaremos corrigiendo estas conductas.
Esa es una de las preguntas que Francisco y yo nos hacemos ¿podrá J desarrollar la habilidad para poder manejar un carro? Uno nunca sabe. Con estos chicos se ha comprobado una y mil veces que ellos superan todas la expectativas y van contra todo pronóstico médico.
Cuantas veces un médico les ha dicho a los padres que su hijo no se curará y no podrá lograr muchas cosas. Y se le ha probado que están incorrectos. Anyway, y como dicen nuestros amigos los Mejicanos y perdonen la mala crianza “ME VALE MADRE” lo que digan estos médicos.
Mi hijo aprenderá a manejar un carro, mi hijo estudiará una carrera, conseguirá un trabajo, se casará y me dará nietos al igual que mis otros dos hijos. Esto con el favor de Papito Dios.
Esta mañana J comenzó el día temprano. Ya a las 6:00 a.m. estaba despierto y llegó a nuestra cama y se acostó al lado de Francisco. Me sorprendió que esta vez no se parara al lado de mi cama a mirarme como él hace. Lo ignoramos a ver si se dormía otro rato pero comenzó a moverse, a brincar y mueve pa’qui y mueve pa’llá. Llegó el momento en que ya yo no aguanté todo el brincoteo y le dije “hola J”. Inmediatamente J se sentó, se sonrió y dijo hoy es sábado y mañana es octubre y se fue a su cuarto. El solo esperaba cumplir con su rutina de todas las mañanas de anunciar el día.
Hoy J nos puso en una situación un poco embarazosa. J ya habla tanto que inicia conversaciones. Pero como ustedes saben una de las características de estos chicos, por lo menos los que tienen lenguaje avanzado, es que no siguen reglas sociales y cuando hablan suenan pedantes o malcriados.
Estábamos almorzando sentaditos en una mesa. A la mesa que quedaba detrás de nosotros llegaron tres personas, una señora y otra pareja. La señora se sentó en el banco que quedaba de espalda a donde J y yo estábamos sentados. J estaba tratando de decirme algo y de momento se volteó y le dijo a la señora “con permiso tú estás hablando”. Pensamos que J se molestó pues como ellos comenzaron a hablar J perdió la concentración de lo que trataba de decir.
Francisco estaba sentado de frente a lado contrario mío y abrió los ojos tan grandes que pensé que se le saldrían y caerían en el plato de comida.
La señora se volteó y surge la siguiente conversación;
Señora- “no papi yo no te hablé”
J- “y tus hijos”
Señora- “están en Santa Isabel”
J- “mira y tus hijos”
Señora- “yo no tengo hijos pequeños tengo nietos”
J- “¿dónde están?”
Señora- “en Santa Isabel”
J- “ellos guían”
Señora- “no ellos son niños los niños no guían”
J- “¿tú papá es un pingüino?”
Ya en este punto la señora se había volteado y Yo intervine y le contesté a J “no mi papá nos es un pingüino”. Disimulé bien ¿verdad?, hice pensar como que la pregunta fue a mí.
J continuó comiendo pero al ratito volvió a decirle a la señora “¿tú papá es un pingüino? Inmediatamente le dije que no se hablaba con la boca llena y que dejara de interrumpir a la señora que estaba comiendo. Menos mal que la señora no lo escuchó.
Pero no piensen que esto se quedó allí, le preguntó varias veces más. No se que le dio con esto del pingüino. No sabemos si algo que ella dijo el lo mal interpretó y luego se quedó pensando en un pinguino.
Luego en el carro le explicamos que uno debe respetar a las personas y tener cuidado con lo que dice. No creo que me entendiera pero sé que tarde o temprano lo hará y continuaremos corrigiendo estas conductas.