Que Predecibles Somos

Y después nos quejamos de que J es rutinario. Con el tren de vida que llevamos inconscientemente también nosotros no volvemos rutinarios.

Cuando ocurre algo fuera de lo normal y se nos altera la rutina diaria, para nosotros es un caos. Ya me puedo imaginar el efecto que esto causa en J. A él le cuesta más que a nosotros en comprender y asimilar los cambios que se dan.

Un ejemplo de lo predecible que uno se vuelve es que cuando voy manejando en las mañanas hacia el trabajo me encuentro en la calle a la misma gente. Depende si me demoro unos minutos más o unos menos en salir de mi casa, pues hace que me encuentre o no a determinadas personas.

Todas las mañana me encuentro, saliendo de mi casa, a este señor en un carro blanco. Si coincidimos a la misma hora, me toca ir detrás de él durante un trayecto y él maneja bien despacio. Se me adelantó unos segundos cuando me encuentro con él, todavía está en la vía secundaria y entonces es a él que le toca ir detrás de mí.

Ya se donde trabaja pues voy detrás de él hasta que se desvía en una bananera. Esto es un ejemplo de cómo las demás persona pueden conocer muchos detalles de nuestras vidas y ni tan siquiera conocer nuestros nombres.

Hago todo este preámbulo pues el sábado tuvimos una muestra de esto que les estoy hablando. Recuerdan hace un tiempo atrás que J pedía para comer “pollito amarillo” y nosotros no entendíamos que era lo que quería. Luego descubrimos que se refería a este lugar de comidas que se llama “Pollo Tropical”. De hecho J le decía pollito amarillo a los plátanos maduros que sirven con la comida en este restaurant, y todavía les llama así.

La cosa es que todos los sábados, entre terapias, cuando Francisco va a almorzar con J, él chico siempre pide que sea en este lugar. Este sábado pasado Yo fui con Francisco a llevar a J al centro de terapia visual pues tenia re-evaluación y que quería estar presente. Por lo general Yo casi nunca voy con Francisco a llevar a J a las terapias pues me dedico a hacer otras cosas o gestiones que no puedo hacer durante la semana.

El sábado, como todos los sábados, J quería almorzar en “Pollo Tropical”. Cuando nos acercamos a ordenar la muchacha que atiende a Francisco nos saluda y pregunta que queremos, Francisco comenzó a ordenar lo suyo y ella terminó por él y luego ella añadió “y para el nene pechuga de pollo con arroz, habichuelas rosadas y amarillos y la pechuga picada en trocitos” y añadió “¿dónde está el nene? y buscó con la vista a J directamente donde J estaba sentado pues es la misma mesa que siempre utilizan para sentarse. Ella debió haber visto mi cara de sorpresa pues se sonrió y nos dijo “es que vienen todos los sábados y piden lo mismo y Yo ya se me su orden”.

Yo pensé que debe haber más gente que frecuenta mucho ese lugar y ella también debe conocer sus gustos pero luego ella nos estaba diciendo como ella ha observado lo bien que J se comporta y que se sienta tranquilito a comer. Entonces comprendí el porque ella recuerda tan bien los detalles de lo que piden para comer. J le ha llamado la atención de alguna forma, claro esto no es raro pues obviamente J es diferente en alguna cositas. Pero en este caso lo que le ha llamada a ella la atención de J son cosas positivas.

Por encima de lo distinto que J pueda parecer en algunas ocasiones, la gente ha aprendido a apreciar sus cosas positivas y esto es algo muy bueno.