Sueños de Navidad

Como son las cosas de la vida. A veces uno puede contar más con la gente particular que con la familia. Hoy Francisco faltó al trabajo pues no teníamos quien cuidara a J. El había hecho arreglos de trabajar hasta hoy para que le dieran vacaciones hasta enero. Ya hoy no pudo ir y tendrá que ir mañana.

Doña Neida tenia que hacer unas gestiones que hacia unos cuanto días estaba tratando de realizar pero como ella no maneja tiene que depender de personas a las que ella le paga para que la lleven a hacer sus cosas. La persona que ella ocupó solo podía llevarla hoy por lo que no podía cuidar a J. Eso yo lo comprendo perfectamente y déjenme decirles que esta señora siempre que la ocupo, me da la mano.

Inclusive, lleva dos domingos cuidando a J para que Francisco y yo podamos salir juntos a hacer las compras navideñas. Con todo y eso ella se ofreció a llevarse a J con ella hoy pero yo le dije que no. Que se fuera tranquila pues uno no puede predecir como se va a comportar J y si le da una de sus rabietas, ella no lo va a poder controlar.

Como les decía, Francisco no pudo ir a trabajar porque recurrimos a un miembro de la familia que era el único que podía darnos la mano cuidando a J hoy y dijo que no podía. No es el hecho de que no pudiera pues uno tiene que comprender que hay personas que aunque no trabajan, a veces tienen cosas que hacer fuera de la casa. Lo que nos hizo sentir mal fue la excusa que dio y para colmo nos enteramos que ayer nos había dicho que tenia unas citas médicas, por lo que no podía cuidar a J, y estuvo todo el día en su casa sin salir.

Francisco está afectado pues percibió, por cosas que esta persona le dijo, que hay preferencia por otros chicos de la familia y J queda en último lugar.

Hago la salvedad que no es ningún miembro de mi familia, pues como diría Kimberly “mi familia brega”. Estoy segura que si cualquiera de ellos pudiera haberse quedado con J, lo hubiesen hecho con mucho gusto.

Pero así es la vida, y esto forma parte de la historia de la vida de J. Lo bueno de todo esto es que J no se da cuenta de estas cosas y él sigue feliz.

Yo tengo por costumbre leer el periódico todos los días, no se para que pues uno se deprime leyendo todas la barbaridades que ocurren en este país. Pero en estos últimos días no quiero ni abrirlo pues me da una tristeza enorme leer unos casos que se llaman “Sueños de Navidad”.

Para los que no conocen de estos casos, el Nuevo Día todos los años publica una serie de historias donde los familiares de niños con enfermedades graves solicitan la ayuda de la ciudadanía para conseguir equipos médicos, medicamentos, servicios ect., para mejorar la calidad de vida de sus hijos.

Les tengo que ser honesta, cada vez que leo una de estas historias se me rompe el alma en mil pedacitos. Y me da rabia conmigo misma pues tanto que yo me quejo a veces por distintas cosas y nada se iguala a lo que están viviendo estas familias.

Sus hijos al borde de la muerte o con condiciones que los mantienen inmóviles y postrados en sus camitas y es preciso ver con el tesón y alegría que estos padres cuidan a sus hijitos.

Gente, el autismo es un picnic comparado con lo que viven esos Angelitos. Por favor quiero que se unan conmigo en una oración por estos niños y que Papito Dios les mejore su salud y su calidad de vida. Que en esta navidad muchos corazones nobles, empresas y personas pudientes de nuestro país ayuden a realizar el “Sueno de Navidad” de estos niños que es conseguir sus sillas de ruedas y las cosas que necesitan para vivir mejor.