J No Te Rindas

Recuerdan que les he mencionado que con la ayuda de Eduardo he estado haciendo unas pruebas con J para trabajar con los problemas de lenguaje que le quedan.

El problema que tengo con J es su nivel de frustración. Mientras J crece y va progresando en sus aparente retos o dificultades, por otro lado se ha ido forjando su personalidad e individualidad. Esto último trae que se nos haga un poco más difícil lograr que J realice ciertas actividades.

Ser forja sus propias ideas, muchas veces erróneas, y una vez toma una decisión o se le mete algo en la cabeza es muy difícil hacerlo ver las cosas de otra forma.

J ya tiene un nivel de comprensión muy alto en adición a que ya está más del lado de nuestro mundo que su mundo. Su nivel de conciencia ha despertado y se ha estado dando cuenta de que en él hay ciertos “problemas” que no le permiten realizar ciertas tareas o actividades.

A veces pienso que J se nos está rindiendo, que ha optado por no intentarlo más, que se cansó de tratar y tratar. Eso lo digo precisamente porque cuando trato de trabajar con él con estos ejercicios a la vez que se da cuenta de que no sabe o no puede se frustra y ya no quiere hacer nada más. Simplemente se rinde.

Quisiera hablar con él, darle animo explicarle que él es un niño súper especial con algunos retos con los cuales tiene que trabajar y esforzarse un poco más pero que lo logrará. Quisiera decirle lo inteligente que es, todo lo que ha logrado en su vida, como se ha superado contra todo pronóstico y que todo lo ha logrado él solito porque él es un luchador. Alguien que no se había rendido, alguien que a pesar de haber pasado por tantas dificultades en su corta vida, nunca ha dejado que nada ni nadie le imponga limites. Quisiera decirle todas estas cosas y que me entendiera pero lamentablemente no es así. Por lo menos hoy, no me entiende.

En palabras simples, con gestos, con actos que él entienda le hacemos ver y le reconocemos cuando hace algo bien. Cada vez que logra algo, por pequeño que sea, lo felicitamos, le decimos que él es un campeón. Su carita se ilumina, se sonríe y se que siente orgullo de si mismo. Pero esto ya no es suficiente para él.

Ahora comienza la escuela y ya va con la idea de que no puede “trabajar” y que “no va a trabajar”. Cada vez que le pedimos que haga algo su contestación es ‘Yo no puedo hacerlo”. Claro que siempre le decimos, “J tú puedes”. Pero ya esto le es indiferente y hasta le da coraje que se le insista

Últimamente y a partir del día que comenzó a preguntar “¿por que yo no puedo…..?” algo ha cambiado en él. Ya no intenta, si algo no le sale bien la primera vez se enoja y se frustra, la frase “no puedo” la escuchamos demasiado a menudo.

J no dejaremos que te rindas, has llegado muy lejos y has trabajado mucho para rendirte ahora.