Cuando a una familia le nace un hijo con necesidades especiales, le cambia la vida por completo. No solo a los padres de este niño, sino a todos los miembros de esta familia. He escrito sobre esto en varias ocasiones pero hoy siento la necesidad de escribir nuevamente.
Hay personas que son más fuerte que otras al enfrentar ese momento en que te dicen o te das cuenta que tu hijo es especial.
Hay personas que se resignan y aceptan sin ningún cuestionamiento el que le naciera este hijo pero hay otros que toda la vida cuestionan, por que a nosotros.
Hay otros que nunca lo aceptan y hasta abandonan su núcleo familiar pues entienden que no pueden manejar la situación.
Las reacciones ante el nacimiento de un hijo con necesidades especiales son muy diferentes de persona a persona. Esto también depende de la condición de su hijo pues no es lo mismo un niño con Autismo que otro que nace con condiciones médicas graves o impedimentos físicos que le imposibilitan su movilidad.
Traigo este tema pues hace unos días dialogaba con una persona muy religiosa. De hecho esta persona se comunicó conmigo pues es director de una escuela, cristiana, donde ofrecen unos servicios dirigidos a atender niños con necesidades especiales.
Estuvimos hablando por un largo rato y llegamos al tema de cómo la fe en Dios y el estar en paz con nosotros mismos nos ayuda a enfrentar el ser padres de hijos especiales. Esta persona me dijo algo muy contrario a lo que uno está acostumbrado a escuchar. Dijo “yo no creo que Dios envía hijos con necesidades especiales sino que la humanidad misma hace que estas cosas ocurran”. Abundando en este comentario me indicó que muchas condiciones son a consecuencia del abuso que ha tenido el ser humando con el ambiente.
Mucha gente opina o dice que Dios envía hijos especiales a padres especiales. Yo nunca me he considerado una madre especial. Solo una madre como muchas otras que ama mucho a sus hijos, los cuida, protege y procuraba que no les faltara nada, sobre todo amor.
J llegó a nuestras vidas, y les soy honesta en esto, sin esperarlo. Un embarazo no planificado y que en muchas ocasiones tanto el médico como nosotros pensamos no se lograría. Un embarazo en un momento de mi vida donde ya pensaba que no podría quedar embarazada. Cuando mi vida se estaba estabilizando y mis hijos mayores ya estaban en una edad menos difícil.
Pero J decidió que llegaría a este mundo, contra viento y marea. Durante los primeros tres meses de gestación tuve síntomas de aborto. Muchas veces tenia que ir a sala de emergencia y me practicaban sonogramas para monitorear al bebé. Recuerdo en una ocasión que el médico me dijo, “ese muchachito es fuerte y está decidido a nacer”.
Luego, vino el análisis que indicaba que J venia con Síndrome de Down y en esto J también sorprendió pues cuando nació fue que todos nos dimos cuenta que no tenia SD.
Luego de todas estas cosas como uno puede dudar que Papa Dios está presente y que no nos abandona. Definitivamente, J llegó a nuestras vidas con una encomienda. J al igual que todos los niños que nacen con necesidades especiales no están aquí para ser carga para sus familias. J tiene su destino trazado y tenemos que esperar pacientemente a que lo cumpla.
Nosotros no somos extraordinarios, ni padres que merecen reconocimiento. Solo somos padres que hacen lo que cualquier padre o madre haría si realmente ama a sus hijos.
Lo que si les puedo asegurar es que vemos la vida a través de otro cristal. Hemos aprendido a valorar muchas cosas que aunque pequeñas, son de gran valor.
Una sonrisa, algo tan simple como esto pero cuando viene de J para nosotros es extraordinario pues J no sonreía y menos que nos mirara y nos regalara una sonrisa.
Un te quiero, ahora cuando J nos dice te quiero se no llena el alma de jubilo pues J ni soportaba que lo tocáramos y muchos menos que le mostráramos afecto.
Una palabra de la boca de J que haga sentido y sea dicha con propósito, antes no era así.
Hemos aprendido que no hay problema que no tenga solución ni carga que uno no pueda sobrellevar.
Hemos aprendido a que uno no debe quejarse pues siempre hay alguien que está peor.
Hemos aprendido a mirar el Autismo como un reto y no un impedimento.
Hemos aprendido a que J no tiene necesidades especiales sino habilidades especiales.
Hemos aprendido y como dice una buena amiga, a ver el vaso medio lleno y no medio vacío.
J ha logrado cosas muy bonitas no solo en nosotros sino en muchas otras personas. J con sus logros ha recompensado a muchos que ha trabajado con él a través de los años. Ha sorprendido a muchos otros que pretendían que nos resignáramos a que J no iba a lograr mucho. Sobretodo a personas que entendían que lo mejor para J era un salón contenido de Autismo pues no funcionaria en corriente regular.
A pesar de que entiendo que J ha superado las expectativas de todos, y tenemos fe de que seguirá progresando, siento que todavía J tiene una misión o propósito especial pero no se cual.
Tendremos que esperar y que sea J el que en su momento nos enseñe cual es su misión en este mundo.
Hay personas que son más fuerte que otras al enfrentar ese momento en que te dicen o te das cuenta que tu hijo es especial.
Hay personas que se resignan y aceptan sin ningún cuestionamiento el que le naciera este hijo pero hay otros que toda la vida cuestionan, por que a nosotros.
Hay otros que nunca lo aceptan y hasta abandonan su núcleo familiar pues entienden que no pueden manejar la situación.
Las reacciones ante el nacimiento de un hijo con necesidades especiales son muy diferentes de persona a persona. Esto también depende de la condición de su hijo pues no es lo mismo un niño con Autismo que otro que nace con condiciones médicas graves o impedimentos físicos que le imposibilitan su movilidad.
Traigo este tema pues hace unos días dialogaba con una persona muy religiosa. De hecho esta persona se comunicó conmigo pues es director de una escuela, cristiana, donde ofrecen unos servicios dirigidos a atender niños con necesidades especiales.
Estuvimos hablando por un largo rato y llegamos al tema de cómo la fe en Dios y el estar en paz con nosotros mismos nos ayuda a enfrentar el ser padres de hijos especiales. Esta persona me dijo algo muy contrario a lo que uno está acostumbrado a escuchar. Dijo “yo no creo que Dios envía hijos con necesidades especiales sino que la humanidad misma hace que estas cosas ocurran”. Abundando en este comentario me indicó que muchas condiciones son a consecuencia del abuso que ha tenido el ser humando con el ambiente.
Mucha gente opina o dice que Dios envía hijos especiales a padres especiales. Yo nunca me he considerado una madre especial. Solo una madre como muchas otras que ama mucho a sus hijos, los cuida, protege y procuraba que no les faltara nada, sobre todo amor.
J llegó a nuestras vidas, y les soy honesta en esto, sin esperarlo. Un embarazo no planificado y que en muchas ocasiones tanto el médico como nosotros pensamos no se lograría. Un embarazo en un momento de mi vida donde ya pensaba que no podría quedar embarazada. Cuando mi vida se estaba estabilizando y mis hijos mayores ya estaban en una edad menos difícil.
Pero J decidió que llegaría a este mundo, contra viento y marea. Durante los primeros tres meses de gestación tuve síntomas de aborto. Muchas veces tenia que ir a sala de emergencia y me practicaban sonogramas para monitorear al bebé. Recuerdo en una ocasión que el médico me dijo, “ese muchachito es fuerte y está decidido a nacer”.
Luego, vino el análisis que indicaba que J venia con Síndrome de Down y en esto J también sorprendió pues cuando nació fue que todos nos dimos cuenta que no tenia SD.
Luego de todas estas cosas como uno puede dudar que Papa Dios está presente y que no nos abandona. Definitivamente, J llegó a nuestras vidas con una encomienda. J al igual que todos los niños que nacen con necesidades especiales no están aquí para ser carga para sus familias. J tiene su destino trazado y tenemos que esperar pacientemente a que lo cumpla.
Nosotros no somos extraordinarios, ni padres que merecen reconocimiento. Solo somos padres que hacen lo que cualquier padre o madre haría si realmente ama a sus hijos.
Lo que si les puedo asegurar es que vemos la vida a través de otro cristal. Hemos aprendido a valorar muchas cosas que aunque pequeñas, son de gran valor.
Una sonrisa, algo tan simple como esto pero cuando viene de J para nosotros es extraordinario pues J no sonreía y menos que nos mirara y nos regalara una sonrisa.
Un te quiero, ahora cuando J nos dice te quiero se no llena el alma de jubilo pues J ni soportaba que lo tocáramos y muchos menos que le mostráramos afecto.
Una palabra de la boca de J que haga sentido y sea dicha con propósito, antes no era así.
Hemos aprendido que no hay problema que no tenga solución ni carga que uno no pueda sobrellevar.
Hemos aprendido a que uno no debe quejarse pues siempre hay alguien que está peor.
Hemos aprendido a mirar el Autismo como un reto y no un impedimento.
Hemos aprendido a que J no tiene necesidades especiales sino habilidades especiales.
Hemos aprendido y como dice una buena amiga, a ver el vaso medio lleno y no medio vacío.
J ha logrado cosas muy bonitas no solo en nosotros sino en muchas otras personas. J con sus logros ha recompensado a muchos que ha trabajado con él a través de los años. Ha sorprendido a muchos otros que pretendían que nos resignáramos a que J no iba a lograr mucho. Sobretodo a personas que entendían que lo mejor para J era un salón contenido de Autismo pues no funcionaria en corriente regular.
A pesar de que entiendo que J ha superado las expectativas de todos, y tenemos fe de que seguirá progresando, siento que todavía J tiene una misión o propósito especial pero no se cual.
Tendremos que esperar y que sea J el que en su momento nos enseñe cual es su misión en este mundo.
9 comentarios:
Para mi que estoy empezando en el camino, me resulta muy reconfortante tus palabras, me animan, y veo como con el tiempo todo irá mejor, saluditossss desde gran canaria, españa
Según mi opinión, efectivamente no se es mejor madre por ser madre de un niño especial, ni una madre especial, pero aunque J fuera de otra forma, seguirías siendo una SuperMamá por la forma en la que vives la vida de tus hijos y lo implicada que estás, independientemente de la condición de J. Ahora bien, en las condiciones que nos tocan vivir, extremas muchas veces, es más difícil y duro muy duro, ser madre, así que no le vamos a quitar el valor que tiene, NENA, TÚ VALES MUCHO!!!.
"Lo que tienes ahí delante es un reto. Y sabemos que tarde o temprano, sin agobios, sin prisas, con tu propio tiempo, el que necesites ni más ni menos, conseguirás llevarlo a buen puerto.
Escribió un gran humanista español que la inteligencia se medía en la capacidad de adaptación del ser humano a los cambios. Tú eres inteligente, y puedes con esto y mucho más.
Y si no, al tiempo."
Lo extraje de www.down21.org
Hola rocanaria....ten mucha fe y sobre todo paciencia. Poco a poco se dan las cosas. Y claro que todo irá mejor.
mamiago....gracias. Un hijo con necesidades especiales pone a prueba o reta la maternidad/paternidad. Tienes razón cuando dices "efectivamente no se es mejor madre por ser madre de un niño especial".O se es o no se es y punto. Tu también eres una madre maravillosa. abrazos.
Hola Beatriz....claro que si. Como dices, sin agobios y sin prisas sabemos que J cumplirá su destino sea cual sea.
Esto de vivir un día a la vez nos los tomamos muy en serio. No me gusta pensar en el ayer o el mañana pues uno tiende a frustrarse por lo que pudo ser y no fue o por lo que pudiera ser y no será.
Un abrazo
Estás en lo cierto y creo que nos vamos haciendo muy especiales en el camino y con lo que vamos consiguiendo....Besos amiga........Viviana
"Lo que si les puedo asegurar es que vemos la vida a través de otro cristal. Hemos aprendido a valorar muchas cosas que aunque pequeñas, son de gran valor."
Ése detalle, los hace ESPECIALES.
Cada vez que un padre puede ver las cosas simples y pequeñas de sus hijos, con el esfuerzo que eso implica para ellos, se convierte en un padre especial!
Cariños desde Argentina!
Fabi
Hola Viviana y Fabi....creo cada día aprendemos de nuestros hijos especiales y nos hacen valorar la vida.
Muchos abrazos a ambas y gracias por sus palabras y apoyo.
Ay ,amiga:
Días sin leerte,y hoy me concojan tus palabras...Mira que reteque he pensado el porque de la vida.No creo que Dios haya querido traer niños a sufrir y padres a desvelarse asi angustiarse porque si. Así, que alguna razón debe ser ,pero me llamó la atención las palabras de quien hablaba contigo ( perona muy religiosa?) decir que es la humanidad la que ha creado enfermedades, pues chica sin ofender dónde está el humanismo de quien habla así ,la misericordia ,la bondad del creador. Porque , mira que hay tantas y tantas condicones ,el autismo comparado con otras deformaciones es nada como dice Aimee detrás de ti hay más en la fila. Yo acepto pero no comprendo el porque ,aunque mi hija ha sobrevivido a muchas operaciones, se ha superado a pesar de sus condiciones ,pieno porque a ella? Trato de hacer lo mejor que pueda como madre ,y que sea feliz dentro de la sociedad que mira hacia el otro lado cuando no tiene familia con impedimentos y aunque los tuvieran se han ido apartando como bien dijiste tu en tu post...Podriamos decir:" QUE SOLOS SE QUEDAN LOS IMPEDIDOS"
Oneida, amiguita... que gusto tenerte por aquí...muy cierto siempre debemos mirar hacia atrás. A mi también me sorprendió el cometnario de esta persona pues fue algo muy contrario a lo que uno está acostumbrado a escuchar.
Si, mucha gente mira al hacia el otro lado y se hacen los desentendidos hasta que les toque. Por lo menos el Autismo es una epidemia y si continuan surgiendo casos al ritmo que vamos, en unos años todas las familias puertorriqueñas tendran un familiar con Autismo.
Un abrazo y muchas Bendiciones a tu chica.
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