Les tengo que contar que anoche J llegó de Tomatis con sus revoluciones bajas. Estaba demasiado pasivo y no quería ni hablar.
Cuando lo fui a bañar le pregunté como le había ido en la terapia y no me hablaba. Luego de varios intentos por que me contestara y me hablara un poco, comenzó a hacer gestos y brincar.
Me tardé un ratito pero luego comprendí que a las preguntas que le hacia J me contestaba haciendo unos movimientos con las manos. Hizo el gesto como de cortar con una tijera, hizo otro gesto como de que estaba escribiendo y el brinco que daba aparentemente era tratando de decir que estaba brincando en la terapias. Claro esto último lo entendí luego de que Francisco me dijera que estaba jugando con una bola.
La cosa es que J nunca había hecho esto, tratar de informar algo mediante gestos. Inclusive, si yo le hago gestos él no comprende lo que trato de decir.
A J en Tomatis lo trabaja un muchacho y una muchacha. El muchacho es terapeuta de habla y ocupacional y ha trabajado un tiempo con J en Tomatis. El le estaba comentando a Francisco anoche que está bien sorprendido de lo mucho que ha progresado J.
El compara como J estaba hace un tiempo y como está ahora y dice que el cambio ha sido muy grande. El dice que antes, por ejemplo, cuando trabajaba con J en un cuento no podía analizar lo que se había leído ni contestar preguntas.
Ahora, J si hace sus análisis y puede hablar sobre el cuento. En lo único que aún el encuentra problemas con J es en el lenguaje.
Pero eso es lo menos que nos preocupa por el momento pues antes J no hablaba y ahora habla mucho y todo el mundo lo puede entender muy bien. Aún comete errores al hablar pero, poco a poco.
A estas alturas y con todo lo que J ha logrado, no vamos a ajorarlo más ni a presionarlo más de lo debido.
J lleva en terapias desde que tiene 10 meses de edad y creo que lo peor ya pasó. Esos tiempos difíciles en la vida de J han ido quedando atrás. Eso si, nunca bajamos la guardia.
Como bien dice el refrán, después de la tormenta viene la calma. Pero nada nos garantiza que J no tenga más tormentas en su vida o peor aún, huracanes.
Cuando lo fui a bañar le pregunté como le había ido en la terapia y no me hablaba. Luego de varios intentos por que me contestara y me hablara un poco, comenzó a hacer gestos y brincar.
Me tardé un ratito pero luego comprendí que a las preguntas que le hacia J me contestaba haciendo unos movimientos con las manos. Hizo el gesto como de cortar con una tijera, hizo otro gesto como de que estaba escribiendo y el brinco que daba aparentemente era tratando de decir que estaba brincando en la terapias. Claro esto último lo entendí luego de que Francisco me dijera que estaba jugando con una bola.
La cosa es que J nunca había hecho esto, tratar de informar algo mediante gestos. Inclusive, si yo le hago gestos él no comprende lo que trato de decir.
A J en Tomatis lo trabaja un muchacho y una muchacha. El muchacho es terapeuta de habla y ocupacional y ha trabajado un tiempo con J en Tomatis. El le estaba comentando a Francisco anoche que está bien sorprendido de lo mucho que ha progresado J.
El compara como J estaba hace un tiempo y como está ahora y dice que el cambio ha sido muy grande. El dice que antes, por ejemplo, cuando trabajaba con J en un cuento no podía analizar lo que se había leído ni contestar preguntas.
Ahora, J si hace sus análisis y puede hablar sobre el cuento. En lo único que aún el encuentra problemas con J es en el lenguaje.
Pero eso es lo menos que nos preocupa por el momento pues antes J no hablaba y ahora habla mucho y todo el mundo lo puede entender muy bien. Aún comete errores al hablar pero, poco a poco.
A estas alturas y con todo lo que J ha logrado, no vamos a ajorarlo más ni a presionarlo más de lo debido.
J lleva en terapias desde que tiene 10 meses de edad y creo que lo peor ya pasó. Esos tiempos difíciles en la vida de J han ido quedando atrás. Eso si, nunca bajamos la guardia.
Como bien dice el refrán, después de la tormenta viene la calma. Pero nada nos garantiza que J no tenga más tormentas en su vida o peor aún, huracanes.